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33, Luces y sombras

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@pablitorf: Tenía tan buena pinta que era casi imposible no ir a verlo. Estas navidades se ha presentado, tras muchos meses de ensayo, el concierto de “33, el musical”. Un pequeño plato para ir abriendo boca del nuevo proyecto de Toño Casado.

33 es la representación de la vida de Jesús, un enfoque más actual y renovador de lo que pudo suponer Jesucristo Superstar en su época. Así me lo tomé yo por lo menos cuando el domingo 29 de diciembre fui a ver el concierto.

Escena de la representación en el teatro el recuerdo

La verdad es que tuvo una puesta en escena espectacular, de la cual destacó el gran papel del equipo de luces. Me gustó mucho, disfruté enormemente ese rato rodeado de mi gente, dado que parecía que estabas en familia al estar rodeado de tanta gente conocida. Supongo que el resto de artículos sobre el musical no trataran estos temas, por lo que me gustaría enfocar un punto de vista más crítico de lo que vi.

En cuanto al ambiente y la puesta en escena, no puedo decir nada malo. El teatro era espectacular y repito el grandísimo papel de las luces, el cual me dejó asombrado.

Desgraciadamente, los que conocemos o creemos conocer un poco la obra de Toño salimos desilusionados del concierto por lo poco innovador de sus canciones. Se podían identificar fácilmente las canciones con otras canciones anteriores o con el mismo himno de las JMJ que compuso Toño para la visita de Benedicto XVI a Madrid.

La primera parte de la obra es un poco “floja”, le falta continuidad y fuerza, al igual que al actor que daba vida a Jesús. Por contraposición, la segunda parte del concierto fue mucho mejor, con más dinamismo y un gran papel de los diablos. Muchas de las escenas son calcos de Jesucristo Superstar, como la entrada en Jerusalén o la forma de caracterizar a muchos personajes (los romanos o Herodes).

Creo que es una obra que a la gente que no está muy metida en la vida de Jesús o que no la ha estudiado en profundidad le es muy atractiva e incluso puede ayudarle a profundizar más, pero para mi gusto hubo algunos aspectos en los cuales Toño tiene margen de mejora. En la presentación de los apóstoles, cuando presentan a Juan el Evangelista, le añaden el calificativo de “maricón”. Sé que para algunos autores, este evangelista podía tener una tendencia homosexual y haberse visto en algunos momentos incluso seducido por Jesús, pero no me pareció lo más conveniente caracterizarle de esta manera. En otro momento de la obra, aparece una televisión en la cual ridiculizan varias formas de ver la religión. Estoy totalmente de acuerdo y me parece sutil la comparación de los sumos y de los fariseos con la alta jerarquía eclesiástica, sobre todo en la frase “La religión es una cosa muy seria”. No me pareció tan acertada la ridiculización de un sacerdote vestido con sotana que promulga la Santísima Trinidad, creo que es un dogma de nuestra fe, y que había algunos discursos mejores si la intención era ridiculizar la fe inmóvil de muchos de nuestros pastores, y más si queda la sensación de comparar la Santísima Trinidad con una definición de Jesús visto como un extratrerrestre que hace curaciones mágicas. Tampoco me pareció bueno el remix del Señor de los Anillos, con el pasaje del camino de Emaús y la Magadalena al finalizar la obra. Creo que es una mezcolanza que podía acabar la obra de manera más sencilla y con un final más fiel al evangelio, utilizando un pasaje bíblico sin necesidad de alterarlo.

Musicalmente, aparte del aspecto comentado anteriormente, creo que es una obra un poco floja y que no ha sabe aprovechar del

Escena de 33 el musical de Toño Casado

todo los grandes músicos que tiene y los grandes vocalistas. Me faltó un poco de R’n’R, menos canción de misa. También alguna canción conmovedora, sólo resalto las canciones de la Virgen. Tengo la suerte de conocer al batería y al bajista de la obra, y tienen unas capacidades musicales inmensas, dado que son unos grandes músicos. Creo que se tiró de música enlatada y varias grabaciones, dado que había instrumentos que sonaban sin estar allí y sin ser tocados por el piano, y quizás algún playback, pero no estoy muy seguro. Hubiera cambiado algún papel más, María Virumbrales (María Magdalena) tiene una voz increíble, y sus canciones no le dejaban demostrar ese impresionante talento que posee.

Sólo hubo una cosa que me pareció realmente desastrosa y que creo que a nadie se le pasó por alto. Si en un musical, concierto o representación benéfica o con unas entradas de bajo coste no funcionan o fallan los micrófonos puede tener un pase, pero no me pareció nada bien que los micrófonos dejaran de funcionar en repetidas ocasiones teniendo en cuenta el precio de las entradas. Creo además que fueron por despistes del técnico, quizás por algún tipo de fallo en la mesa al no subir el volumen o quizás no quitar el mute. Son despistes o fallos que en una obra así no deberían aparecer.

Después de parecer el ogro de la película, quiero decir que me pareció una obra en general buena, que recomendaría ir a ver e incluso iría a verla si se cumplen las expectativas de Toño de presentar en la Gran Vía madrileña, pero tiene un largo camino que recorrer y necesita pulir estos pequeños detalles.

Jesús, mi amigo de los mil trajes

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Hace unos días me encontraba leyendo un texto acerca de Jesús y la llamada de su mensaje en uno de los grupos de catecumenado que plantea mi parroquia. El texto versaba sobre la experiencia que Jesús tuvo de Dios, así como de los momentos donde nosotros podemos tener esa experiencia. Culminaba con una reflexión y una serie de preguntas para que analizara en qué momentos me veo acompañado por Jesús en mi vida. Al principio, la pregunta era bastante fácil de contestar: ¡claro que veo que Jesús me acompaña!, ¿dónde?…pues emmmm…pues eso, ¡que me acompaña!

Me puse a revisar mi semana tratando de ver en qué momentos concretos Jesús estaba presente en mi vida y en los que me sentía acompañado. La pregunta no era tan fácil como yo pensaba al principio, pero poco a poco descubrí que Jesús es mi amigo, ese de los mil trajes.

JESUS+EN+CAMINO1Mi semana empieza como cualquier otra, yendo a clase al hospital donde estudio 3º de Medicina. Tengo mucha suerte de mi carrera me sirva para acercarme al más necesitado en sus peores momentos, es un gran sitio de encuentro con Dios. Estoy nervioso, tengo mi primera guardia y me estoy poniendo la bata, cojo el fonendo y preparo las cosas para bajar a hacer el mayor ridículo de toda la historia de la medicina. Al lado de mi taquilla veo que otro chico está haciendo lo mismo que yo, se coloca su bata, se gira con una sonrisa en la cara y me dice: “tranquilo Pablo, verás cómo no va a salir tan mal”. Bajo a Urgencias y cuando salgo a las mil y una de la noche, me doy cuenta de que ha sido una de mis mejores experiencias en la carrera. ¡En el fondo, no ha estado tan mal como yo pensaba!

Algunos días al salir de clase me quedo con mis amigos tomando una caña y comentando cómo ha ido nuestro día, qué cosas interesantes han pasado en el hospital, si nos parece difícil una asignatura, cómo llevamos en el examen…si miro a la mesa de al lado, vuelvo a ver al chico de al lado de mi taquilla, esta vez vestido con ropa de calle pero con la misma sonrisa de felicidad en la cara, y puedo leerle los labios cuando me dice: “Pablo, que buenos amigos tienes, disfruta de ellos y cuídalos, porque de verdad son un gran regalo en tu vida”.

Me meto al Metro dispuesto a ver a mi novia (sí, entre mil cosas uno también puede llegar a enamorarse de vez en cuando). Llevo la música puesta, quizás leyendo un libro, me he arreglado un poco dado que uno no puede presentarse de cualquier manera, y voy feliz esperando verla, aunque eso de esperar el tren a veces se hace pesado. Levanto la cabeza y veo a mi amigo, que está también más arreglado de lo habitual, con la misma sonrisa de siempre en la cara. Esta vez me hace compañía hasta llegar a la parada de Metro, sube conmigo las escaleras y me entrega una nota: “Tienes una novia increíble a tu lado que te quiere y te ayuda a crecer, aprovecha estos momentos, es un gran regalo en tu vida”.

 

Llega el fin de semana y empieza lo más duro de la semana, mi compromiso en el Centro Juvenil. Hace dos años me confirmé en la parroquia, yo iba allí de chaval y tenía mis grupos de fe, ahora soy monitor allí y tengo mis grupos de catecumenado. Abro la puerta, hace calor, pero no es un calor cualquiera, es un calor diferente que no solo sirve para calentar el cuerpo. Veo a los chicos, enfrascados en partidas de futbolín, en las Plays, en el ping-pong…Disfrutan tanto o más que cuando yo estaba ahí y era capaz de ir horas antes para ser el primero en pasar y disfrutar de aquello. Hay alguien raro en la sala, seguro que está todos los fines de semana pero no había caído en él, es de nuevo mi amigo, esta vez vestido con un chándal y unas zapatillas de deporte, dispuesto a jugar una partida a lo que haga falta. Y sigue con su sonrisa de siempre, esta vez no es para mí, es para los chicos que están allí. Soy yo el que me acerco a decirle algo: “Gracias por poner a tantos chicos a mi lado para quererles, me ayudan a comprender que la vida está para darla por los demás”.

Cuando salgo cansado de la biblioteca, aprovecho para irme andando y despejarme un poco hasta mi casa. Abro la puerta, dejo la mochila y el Jesus ir the wayabrigo y me cambio, me pongo el pijama para estar más cómodo. Es de los pocos momentos que paso con mi familia. La cena es un momento distendido donde aprovechamos los cuatro para contarnos qué tal nos ha ido el día, trazar planes, hablar de nuestras cosas…Me gusta mucho pasar tiempo con ellos, aunque hay veces que no tengo de tanto tiempo como me gustaría. Me doy cuenta de una cosa, ¡no hay cuatro sillas si no que alguien ha puesto una quinta! Alguien ha perdido el norte, o quizás no del todo. De repente, mi amigo se sienta con nosotros, lleva puesto un pijama y unas zapatillas de andar por casa. Él también comparte su día, trata de hacernos partícipes de cómo está con nosotros aunque a veces nosotros le ignoramos. Me mira con esa sonrisa que tiene y me dice: “Pablito, pero qué grande es tu familia, aquí solo estáis una pequeña parte, cuídalos a ellos y a los que tienes más lejos, pero cuídalos eh, y disfruta de estos momentos en familia, tienes una familia increíble, que te quiere, te apoya y te ayuda en todo lo que le pides ayuda”.

Estoy un poco confuso, ¡este chico me ha seguido a lo largo de toda la semana y casi no me doy ni cuenta! Me encierro en mi cuarto para irme a dormir, pero le vuelvo a ver, ésta vez tiene los ojos cerrados, está sentado en la cama. Parece que no me ve, pero en cuanto cierro la puerta me dice: “Ven, siéntate aquí conmigo. Háblale a Él y dale gracias. Dale las gracias porque nunca ha dejado que camines ni te sientas solo en esta semana”.

No es Dios de muertos, sino de vivos

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@pablitorf:  Con el título de el artículo, que es una impactante frase, concluía el Evangelio de Lucas de ayer. Esa frase a día de hoy todavía resuena en mi cabeza, no me muestro indiFerente a ella, no se puede pasar por alto.

Imagen de riccoboni6 en FlickrNuestra vida parece que está dominada por las cadenas del consumismo, muchas veces comportándonos como los saduceos y como los hermanos a los que hacían referencia. Queremos consumir muchas cosas, de manera rápida y que se acaben pronto, para poder seguir consumiendo otras nuevas aunque no nos dé tiempo a saborearlas (o no obtengamos descendencia). A veces nuestro ritmo de vida no nos deja tiempo para reflexionar o tener un minuto de nuestro día para pararnos a pensar las cosas.

¿Dónde está nuestro compromiso de cara al más desfavorecido? ¿Tenemos tiempo para los más necesitamos o para las personas que nos rodean? Nuestro Dios no tiene que ser un Dios de muertos, de aquellas personas que se rinden a las cadenas del sistema consumista, siendo a veces personas dormidas. Nuestro Dios ha de ser un Dios de vivos, un Dios de revolucionarios que deciden romper con lo establecido y frenar esas cadenas, romperlas y salir a la búsqueda de nuestro hermano que más lo necesita.

Cuando nuestras Instituciones a veces parece que nos abandonan y nos dejan, perdone la expresión, con el culo al aire, nuestra respuesta y nuestro objetivo ha de ser siempre el mismo, amar a los demás, salir a ayudar a los que más pueden necesitarnos, en definitiva, comprometernos en nuestro día a día con el prójimo que, a veces, es el que tenemos más próximo.

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