@iliespana8: Escribir es crear, imaginar y compartir, es dejar que los sentimientos vaguen a lo largo del mundo, a través de cualquier lector que conecta y se siente identificado con una historia.
Ésta vez me llegó el turno, «Paula» de Isabel Allende conquistó mis ratos libres y más que apartarme de mis tareas cotidianas, me trasladó a un laberinto de sentimientos, a esa enredadera de emociones encontradas que no hacen más que cuestionarnos nuestra existencia.
No es que sea fan de Allende pero con esto le brindo mis aplausos y respetos, no solo porque supo expresar su dolor de una manera que hace ver que las pérdidas pueden ser llevaderas sino por el coraje de luchar, de no darse por vencida a la primera, por creer en la esperanza pero también, saber cuándo detenerse.
No puedo imaginarme el dolor que ha sentido al escribir cada palabra en esas interminables horas en el hospital en que su hija se debatía entre la vida y la muerte por varios y largos meses; y esto me hizo crear un parangón entre su historia y mi vida, porque no existe un ser humano que esté libre de pérdidas; todos, en algún momento debemos atravesar un camino de lágrimas, sufrimientos y derrotas, caemos en el más oscuro de los pozos pero la vida misma es así, una mezcla de placeres, alegrías, tristezas y llanto, lo importante es saber conjugar las etapas y sacar el máximo provecho a cada lección. Aprender que cada error nos conduce a ser mejores personas, a ser más sabios y a servir de ejemplo a las generaciones que vienen detrás.
«Paula», paradójicamente es un canto a la vida, un relato de la cotidianidad, de los sencillos placeres de reír, caminar y soñar. Es un anhelo de perseguir lo que el corazón desea sin importar lo que la mente crea. Es una invitación para aprovechar el día a día, para ser feliz, para disfrutar de los nuestros porque un segundo después, puede ser demasiado tarde.
«Paula», un nombre a lo mejor común, pero después de leer su historia, significará algo más, será sinónimo de coraje y constancia. Un relato que nos hace comprender que el amor no siempre basta, que el destino a veces se encarga de deshacer lo planeado, que las luchas vienen intrínsecamente ligadas con la vida y que solo tenemos una oportunidad para disfrutarla, para amar, para cosechar victorias y archivar guerras perdidas.
Éste libro es, una muestra que la vida es un constante cambio pues la idea inicial de Allende fue escribir una carta a su hija para cuando despertara pero eso no pudo ser ya que Paula jamás se levantó; lo cierto es, que desde 1994 (fecha de la primera publicación del libro) hasta hoy, hay muchas personas que han saboreado las palabras y sentimientos que van tejiendo esa historia de supervivencia y amor que sirve de ejemplo para aprovechar cada instante. Paula, no pudo disfrutar su historia pero sirve de ejemplo para muchos de nosotros.