@BeatrizZigaGil: Mary`s Lands (Tierra de María), la última película de Juan Manuel Cotelo, gana presencia en las taquillas. Tras su lanzamiento el pasado 5 de diciembre, su nuevo trabajo ha logrado convertirse en la película más más vista en la semana de su estreno. Esta producción española, a cargo de la productora Infinito+1 y el empresario Antonio Torres, nos acerca la figura de María y de la experiencia de su amor a través de diversos testimonios.
La película nace de la inquietud del su director sobre la existencia de Dios y cuál es su lugar en nuestra vida cotidiana. Un trabajo que despierta inquietud en el espectador y que Juan Manuel Cotelo nos presenta en Al Tercer Día.
BZ – Tras llegar a la «Cima», ahora toca volver a la mirada de María. ¿Cuál es tu experiencia de María?
JMC: Siendo niño comencé a rezar a mi madre del Cielo, como tantos niños. Lo aprendí de mis padres, el cauce más eficaz para que la fe vaya creciendo a lo largo de la vida. Y no fue solamente un aprendizaje teórico, sino que en casa, siempre, hemos rezado juntos. En ese sentido, mi experiencia de María es idéntica a mi experiencia con mi madre biológica: siempre hemos estado unidos, incluso cuando hemos vivido separados físicamente. Creo que es imposible evitar el amor de María. Todos lo recibimos, aunque no correspondamos con amor o aunque lo ignoremos.
BZ – ¿Cuál es la fuerza de los testimonios que podemos ver en la película?
JMC: Es lo que se podría llamar «el peso de la verdad». Porque cuando una persona cuenta la verdad, se nota. Y en TIERRA DE MARÍA cualquier espectador capta de modo indudable que las personas hablan de la verdad de su vida, de su experiencia real. Ese «peso de la verdad» no puede transmitirlo ni el mejor actor o actriz del mundo. La verdadera transformación que esas personas han experimentado en su vida, tras un encuentro con Dios, es innegable. Eso no quita que el espectador, a pesar de captar esa verdad tremenda, decida libremente seguir como hasta entonces, sin darse a sí mismo la opción de vivir la misma experiencia. Captamos la verdad, pero somos libres de seguir viviendo una mentira.
BZ – Tras dar la vuelta al mundo para descubrir las distintas formas de celebrar a María, ¿qué diferencias has encontrado?
JMC: Puesto que la relación con María no es intelectual, sino vital, las diferencias son las mimas que hay de trato entre las personas. María es una persona viva y, por tanto, cualquier persona puede relacionarse con Ella de modo diferente, único. Hay tantas formas de relacionarse con Ella como personas en la tierra.
BZ – ¿Y qué has encontrado en común en todas las experiencias marianas?
JMC: En todos los casos, se trata de una experiencia de amor dulce. Esa palabra, «dulce», la han mencionado todas las personas a las que he entrevistado, como si se hubieran puesto de acuerdo. Todos entendemos el concepto de «dulzura» cuando se atribuye a las relaciones humanas. Conocer a María es tener una experiencia de amor, no es un descubrimiento intelectual o frío. Y quien no tiene esa experiencia de dulzura… sospecho que mantiene una relación impersonal con María.
BZ – El Papa le ha dado una presencia diferente a la Iglesia, ¿crees el cine es una buena forma para relanzar la presencia de María en los jóvenes?
JMC: El cine no es más que un medio de comunicación, como cualquier manifestación artística. El cine puede servir de cauce para comunicar belleza o fealdad, verdad o mentira, bondad o maldad, alegría o tristeza, etc. Sin duda, puede servir para presentar a María a jóvenes y viejos. Pero puestos a elegir, ninguna forma es mejor que ir directamente a hablar con Ella. La oración íntima es la forma de comunicación más eficaz para quien quiera conocer a María. Todo lo demás, son cauces intermedios.
BZ – San Juan Bosco decía «Ella sí lo ha hecho todo» y seguro que tú estás de acuerdo con esta frase cuando repasas la trayectoria de esta película. Pero, ¿qué nombres pondrías a las personas que más te han apoyado para realizar esta película?
JMC: Son incontables y, la mayoría de ellos, anónimos. Hay personas que han invertido dinero, otras trabajo y otras oración. Ninguno es más importante que otro, si de una obra de evangelización se trata. Lo bonito es darse cuenta de que solamente Dios conoce cuánto aporta cada uno. Ahora pienso en el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Hubo un muchacho que aportó una aparente nimiedad: sus pocos panes y peces. Y sobre esa aportación insignificante, Dios sustentó un milagro que permitió alimentar a cinco mil personas. No se pueden medir las aportaciones humanas, si se trata de una iniciativa evangelizadora. El peso, siempre, lo pone el amor. Y su valor real, solamente lo conoce Dios.
BZ – Nos gustaría que desde este espacio de «Al tercer día» hicieras una invitación a los jóvenes para que vayan a ver la película.
JMC: Mi invitación no es a ver TIERRA DE MARÍA, sino a perder el miedo al Amor. Parece absurdo, pero es cierto: tenemos miedo al Amor. Miedo a pedir perdón, miedo a perdonar, miedo a ser generosos, a dedicar tiempo a otros, miedo al compromiso eterno… miedo, pánico, terror. Y miedo a conocer al más enamorado de todos, a aquel de quien sólo podemos recibir amor, miedo a Dios. ¿Cómo es posible que tengamos miedo de hablar con quien nos ha creado, con quien se ha hecho hombre para acercarse a nosotros, con quien se ha hecho alimento sencillo, con quien nos mira con infinito amor? ¡No podemos temer al amor de Dios! Y, al mismo tiempo, somos «valientes» para saltarnos sus Mandamientos. Hemos de recuperar la cordura, volver a poner todo en su lugar. Lo primero, el reconocimiento, respeto y amor a nuestro Padre Dios. Del conocimiento de su amor a todos, surge de modo natural el amor a todos. Ésa es mi invitación: a amar. Si la película facilita el acceso íntimo al amor, merece la pena verla. Y si no, es una película como cualquier otra.
Recuerda que puedes encontrar más información sobre la película en su página web. Y puedes encontrar un cine donde verla en la siguiente dirección.